miércoles, 23 de diciembre de 2015

EL PACTO POR ESPAÑA Y LA TÁCTICA DE PODEMOS

   Las elecciones del famoso 20d han dejado un panorama político aún más dividido. La oficialidad de las Dos Españas ha pasado a ser de Cuatro. Ya no se divide sólo en dos bandos políticos opuestos, sino en dos generaciones: el pasado y el futuro. Ante este escenario, los resultados de sobra conocidos obligan a otra de esas grandes etiquetas mediáticas: un pacto por España.

   Ese pacto pretende aglutinar a las fuerzas proclives al statu quo (PP, PSOE y C's) y maquillar éste con un aperitivo y un refreso, una nueva cara más amable del poder, pocas veces encontrada. El cambio político es lo que pide la sociedad, y por tanto, es en torno a lo que se crean diferentes bandos para conseguirlo (sea cambio real o no después). Silogismo sencillo: se disputan el mérito de lo que la sociedad pide. Lo que la sociedad pide da el poder. Por tanto, se disputan el poder. Sin embargo, este eje de partidos tradicionales tiene que lidiar con sus problemas internos:

  - El Partido Popular no está abierto, por mucho que lo haya dejado caer levemente en campaña, a una reforma constitucional, aunque puede mercadear con ello (investidura-PSOE). Ni siquiera a un saneamiento del partido. Su estructura como partido se ramifica por todas las instituciones, donde juegan a la corrupción de manera evidente, de manera tan vasta, que no pueden apenas prescindir de nadie. Todos tienen algo que callar. El ejemplo más reciente es Gómez de la Serna que se ha negado a quitarse de las listas electorales a pesar de su escándalo. Es un árbol podrido donde todas las partes se necesitan para vivir, pero que irremediablemente muere. Y lo peor es que ya no puede mantener una apariencia sana. Ni siquiera envolviéndose en la Patria. Por todo ésto, que no se sanee, que no haya nuevas caras, impide cualquier apariencia de cambio y renovación.

   - El Partido Socialista está entre la espada y la pared. Está a oros y a bastos, como de costumbre. Al establishment y a la gente. A las grandes empresas y al pobre desahuciado. Un discurso cambiante desde que Pedro Sánchez es Secretario General. Tanto, que ha copiado el programa de Podemos descaradamente. Y si no se lo creen, mírenlo. Pero esa espada y esa pared vienen dadas por los resultados electorales y la independencia de Catalunya. Esta última empuja la espada, y lo único que le salva al partido es formar un gobierno con el PP para impedirlo. Y si cabe, con C's en eso que decíamos antes del Pacto por España. Problema: si pacta o permite que gobierne el PP, el PSOE habrá muerto como partido de gobierno. Se convertirán en un PKK griego, en el Partido Socialdemócrata alemán. Muletas de quien gobierne. Cadáveres de una izquierda de mal viraje.

- Ciudadanos tiene el problema de haber tenido un resultado insuficiente como para ser significante en algo de lo que está pasando. Tienen muchas ganas de que haya un gobierno por la situación en Catalunya. Tienen ganas de ser partícipes del bando mal llamado 'unionista'. Rascar mérito de la no independencia de los catalanes (por ser su cuna política). Rascar cambio, pacto, transición, Adolfo Suárez y lo que sea, con tal de tener hueco y rascar algo.

   ¿Y Podemos? Podemos es el partido de la estrategia por antonomasia. No sabemos si tienen suerte o tienen cierta maestría. Suponiendo lo segundo, el escenario ha quedado a pedir de boca para ellos. Con 69 escaños, no son partido con suficiente peso para gobernar, pero sí para colocarse en ese otro bando del cambio, en esa superioridad de marcar la agenda política, de erigirse como la autenticidad del cambio. Su mayor baza es la independencia de Catalunya. Apoyando un referéndum no están en contra de los independentistas, pero tampoco a favor. Tienen el apoyo de los 'secesionistas' porque permitir un referendum es como un halago de cortesía. Ahí se produce el intercambio de jugadas: los independentistas esperáis a mover ficha hasta después del 20d, y entonces presionáis con la continuación del 'procés' . Esto hace que se forme un gobierno central de obligado pacto de las fuerzas tradicionales (PP-PSOE + C's), lo que hace dinamitar al PSOE, barriendo todos sus votos hacia Podemos, que se proclama único partido de la izquierda, habiendo ya dejado terminal a IU. Si esta lógica se cumpliera y sumáramos, Podemos se podría ver con 174-175 escaños (90 PSOE + 69 Podemos + 15/16 de IU si se unificara con Podemos). Es decir, MAYORÍA ABSOLUTA.

   Para conseguir ésto, Podemos tiene que dar la apariencia de querer una nueva Transición, de ahí los comentarios sobre la necesidad de un independiente y cosas así. Tiene que hacer que Ciudadanos se coloque en la opinión pública en la derecha. Ésto es muy importante para que las migajas de la muerte del PSOE no fueran a Ciudadanos. Si se forma el gobierno que mate al PSOE, perfecto para ellos. Si no, perfecto también porque se repiten las elecciones, y en ese escenario ellos han quedado como los que no pueden gobernar y lo aceptan,  como los únicos capaces de dialogar con los catalanes, como los que ponen condiciones muy claras para aceptar la proclamación de alguno de los posibles gobiernos. Cuatro de las cinco condiciones son proclamas de la ciudadanía en su conjunto. Una es la del referéndum en Catalunya, innegociable. Ésa es la llave de Podemos.

   Maquiavelo no creería en la inocencia de los acontecimientos que están teniendo lugar. Por suerte o por desgracia, yo tampoco.

  

jueves, 25 de junio de 2015

1er PREMIO VII RELATO CORTO USERA: "Cayendo en el olvido"

Suena el despertador en un rincón oscuro de mi cuarto. De un cuarto cualquiera del barrio de Usera. De un cualquiera residente en la Calle General Marvá, 41, 2ºderecha. Las 8:15 de una mañana que no pretende ser especial. La costumbre, a mis 67 años, me lleva a recordar. Es curioso ver como es difícil rememorar un despertar en nuestro largo camino. La vida está llena de fotografías en nuestra memoria, de pequeños tramos que no nos dejan ver la escena anhelada de modo claro. Recordamos a modo de puzle, a modo de piezas que encajan, de vacíos que no nos permiten enlazar con otras partes.
La edad no sólo trae la mesura, sino también el deterioro físico. De ahí que mi madrugón guíe mis pasos hasta el centro médico de Calesas. Ser previsor me permite tomarme un café antes de abordar otra de las innumerables citas médicas. En el camino, me encuentro un barrio cada vez más oscuro, más triste, más solitario, algo que nunca pensé que llegaría a ver. En otro tiempo, Usera destilaba vida, juventud, dinamismo, emoción, en definitiva, recuerdo. Ante los ojos de los adultos y los no tan adultos, se extiende la normalidad de los edificios, las aglomeraciones de gente desconocida, la suciedad, las puertas cerradas y el vaivén rápido de los días. En mi niñez, parecía todo más sencillo, pero sobre todo, menos hostil. Y esto no sé si es por mi edad que me siento en peligro constante, o es que el odio se ha petrificado en las almas de los que vivimos aquí.
Noto en conversaciones con vecinos cierta resignación ante el cambio de rumbo que hemos dado, sin que eso mitigue la rabia interna. Yo, más que rabia, siento lástima. Por lo que recuerdo de mi juventud, los parques, descampados, canchas de fútbol, estaban llenos de jovialidad, y hoy apenas son visitados. Parecen más bien el lecho de muerte de juguetes de antaño. En un pequeño campo de fútbol sala cerca de mi casa, en el parque de la Telefónica, yace un balón pinchado desde hace meses, y en la papelera, los envoltorios de caramelos se retiraron para dar paso a las litronas. ¿Será que esos niños cambiaron los dulces por la cerveza, la ilusión por la frustración? Hacerme mayor no me ha permitido hacerme menos preguntas, ni encontrar más respuestas. Hacerme mayor me ha permitido hacerme, simplemente, otras preguntas.
Me encamino a la entrada del médico, donde está Rosa vendiendo cupones de la ONCE.
  • Buenos días, Rosa. ¿Qué tal te está resultando la mañana?
  • Complicada, Miguel, complicada. La suerte no es algo que se venda fácil en estos tiempos.
Las paredes blancas y el suelo gris enfrían mi ánimo y mis ganas de afrontar la cita, si no fuera por la cantidad de caras conocidas que veo por aquí. A mi edad, los Centros de Salud son como un centro de reunión de los de generaciones que están por, como dice un vecino de aquí, ‘picar billete’. Es difícil llegar a la sala que nos toca, porque nos perdemos en saludar a conocidos, en preguntar por las familias, criticar la poca atención que nos dan los hijos, etcétera. En la sala de espera me encuentro a Paco, un viejo amigo de la infancia con el que me suelo ver a veces.
  • ¿Qué tal Paquito? No me digas que estás aquí de visita
  • Ojalá Miguelín. Es la diabetes que me tiene loco, no sé cuanta insulina pincharme, cómo hacerme el control, qué tengo que comprar, ni nada.
  • Pues sí que estás perdido macho. Pero bueno, tienes a la mujer para echarte una mano. Ellas siempre se enteran mejor de estas cosas. Tú más que nadie sabes que la Juani es mucha Juani…
  • Miguel, mi mujer murió el año pasado, ¿no te acuerdas?
En este momento me invade el desconcierto. Me salva el médico que sale por la puerta y recita mi nombre:
  • ¿Miguel Sánchez? – vocea el médico desde la puerta.
  • Sí, soy yo.
  • Pase.
Un poco paralizado por lo que acababa de suceder, intento dirigirme a mi amigo.
  • Oye, Paco, lo siento mucho, no sé qué me ha pasado. Espérame aquí, ahora salgo.
El médico me espera tras una mesa que nos separa de manera administrativa. Tras un breve “siéntese”, su expresión no se me parece a la de otros días. No tiene una sonrisa burocrática, o un cuidado cariñoso por mi edad. Su semblante serio me hace esperar que mi presente se tambalea algo más de lo que yo creía al entrar por la puerta principal. Sin más dilación comienza a articular palabra.
  • Bueno, Miguel, parece que tu prueba con el neurólogo no ha ido del todo bien. Tienes Alzheimer. Es algo complicado, por lo que te aconsejaría llamar a tus familiares o a alguien que de aquí en adelante pueda hacerse cargo de ti, o por lo menos ayudarte en lo máximo posible. Habrás notado que se te olvidan algunos detalles o que tienes dificultades para hacer un seguimiento normal de algunas cosas. Esto es precisamente por la enfermedad, que, aunque está en un estado primitivo, irá siendo acuciante con el tiempo…
Mis oídos se paralizaron en la palabra “Alzheimer”. Él seguía hablando mientras empezaba a agobiarme por el cambio de vida que esto suponía. Alzheimer. Una enfermedad que mella la memoria, que mella lo más preciado que tenemos los viejos. Arrincona mi soledad y la deja más envuelta en sí misma de lo que ya se encontraba. Llamar a los hijos y pedir que carguen con uno, cambiar su vida para quizás, el mañana más cercano no acordarme de ellos, o lo que es peor, no acordarme de mí.
Salgo del médico sin saber muy bien en qué he quedado con él ante la ansiedad que me produce esta situación. Hacía tanto tiempo que no sentía la llamada de la vida como ahora. Yo pensaba que los vuelcos emocionales, los problemas vitales, el estrés del día a día habían perecido tras la muerte de mi mujer. Ya no quedaba por quién sufrir, ni por quién vivir intensamente. Mi vitalidad había muerto con ella.
Mis pasos me dirigieron hasta el parque de las Calesas que hay al lado del Centro de salud. Me senté en uno de los bancos mientras mi cabeza no podía parar de darle vueltas al asunto. Mientras reflexiono sobre todo esto, un hombre de edad adulta con, probablemente, una deficiencia mental, pasea dando vueltas por el parque con una planta en las manos. La observa, la mira, le da la vuelta. Se sienta en un banco y sigue observándola. La inspecciona a fondo, como si fuera algo totalmente nuevo para él, maravillado ante la simpleza de una belleza que hemos olvidado cómo se ve. Me gustaría ver a través de sus ojos, con esa inocencia, esa curiosidad que la vida nos va quitando cuando nos raspa el alma. Esa curiosidad tan bella de las primeras veces en las que uno hace camino al andar, sin saber muy bien hacia dónde va. Esos momentos en los que el por qué no importa, un porqué que se va posando en nuestra memoria a fuerza de recordar, un porqué que toma sentido en la distancia del tiempo, cuando la añoranza nos hace entender que las mejores cosas que nos han pasado se reducen a anécdotas sin ningún gran objetivo, sin una gran empresa que emprender: una mirada de complicidad, una cara conocida cada mañana, una cerveza entre amigos, un error de juventud. Si pierdo la memoria, pierdo toda mi experiencia vital, pierdo todo mi ser. Una cruel enfermedad puede llevarse de un soplido mi nombre, mi hogar, mis hijos, mi rostro. Puedo despertarme siendo un desconocido de mí mismo, con más miedo aun a lo ajeno, irreconocible en el espejo y desorientado sin saber dónde buscar consuelo. Las melodías de antiguas canciones, las voces amigas, las palabras y todo cuanto me rodea en mis 67 años de vida puede ser reducido a las mismas cenizas que un día descansarán con las de mi mujer en la estantería de alguno de mis hijos.
Empiezo a pensar en cómo podrán hacer mis hijos para ayudarme. Seré un estorbo con el que cargar, un lastre al que atender, sin saber si quiera si por sus atenciones podría yo agradecérselo ante la ineptitud muy posible de mi memoria. No quiero ser una mirada perdida en una habitación, ni una molestia insulsa cercana a la muerte para ellos. Sin embargo, ¿cómo no contárselo? ¿cómo no decirles que pueden ser mis últimos momentos de lucidez?
Llevo un buen rato mirando al suelo, cuando me doy cuenta de que le he dicho a Paco que me esperara a la salida de la consulta y ni me había percatado de que le he dejado plantado. ¿La enfermedad empieza a afectarme o seré yo que estoy de los nervios? En fin, poco puedo hacer ya por Paco, al que avisaré de que a partir de ahora no tome en cuenta mis despistes, si es que me acuerdo de que debo decírselo cuando le vea. Levanto la cabeza para otear mi alrededor e inundarme de un poco de esperanza. Una madre pasea a su hijo en carrito mientras le habla, un grupo de jóvenes está jugando a las cartas en una de las mesas y unos pájaros revolotean alrededor de unas migas de pan. Unos pájaros que siempre envidié por su habilidad de estar por encima de todos nosotros, observando cualquier tipo de emoción en aquellos que nos posamos sobre el suelo. Es el momento de volver a casa y afrontar el futuro, teniendo claro que para mí ya sólo existe el presente más inmediato.
Subo las escaleras de mi casa con cierta apatía y dificultad gracias a mis achaques. Abro la puerta y me recibe mi perro Lucas, en el que la alegría de la llegada de alguien conocido nunca cesa. Lo acaricio y comienza a tranquilizarse hasta que acaba por tumbarse en el suelo, mientras sus ojos me siguen allá donde voy. Estoy inquieto y recorro el salón de aquí para allá. El único coherente de la sala es Lucas. Por fin me decido a llamar por teléfono a Vicente, mi hijo mayor.
  • Hola hijo, ¿qué tal andas? Te tengo que contar una cosa muy importante.
  • ¿Otra? – me responde él extrañado.
  • Tengo Alzheimer, hijo.
  • Papá, me has llamado hace veinte minutos para contármelo. Te he dicho que esta tarde vamos a verte.
  • ¿De verdad? No me acuerdo…Lo siento hijo, no sé qué me pasa, ni sé si me pasa desde hace mucho tiempo. No entiendo nada. No sé qué estoy haciendo exactamente.
  • No te preocupes papá, nos vemos esta tarde. Viene Carmen también y ya decidimos qué hacemos ¿vale? Un beso.
  • Un beso hijo, hasta luego.
Esta conversación me ha terminado de convencer de que no puedo estar solo. Ante el temor de hacer cosas de las que no me acuerde, prefiero sentarme y esperarles a ellos, aunque espero acordarme de estar esperando. Enciendo la tele, con la esperanza de encontrar algo lo suficientemente atrayente para olvidarme de mi propio olvido. Me siento en el sofá de mi casa, donde tantas otras tardes encendí el televisor, con la diferencia de que hoy me pierdo entre tantas posibilidades de elección, y en el fondo, tan poco contenido. Observo el mundo como vacío, y ante la vitalidad de los demás, ante su vivir del presente, me siento confuso. ¿Seré yo el que se hizo mayor, o el mundo es más viejo? Me da la sensación de que ya nada es tomado tan serio como antaño. Incluso parece que, aunque yo estime tanto mi memoria, muchos desearían arrancársela, o prefieren ignorarla y vivir a través de un presente que no existe. Un presente que no es más que un pasado que viene por detrás que colisiona con un proyecto vital lanzado al futuro. La juventud es dueña del tiempo, aunque se empeñe en atraparse a sí misma en él. Son igual que nosotros, los viejos, que sin pasado no somos nadie, porque nuestro futuro va muriendo según se nos acerca la muerte, según vamos viviendo de recuerdos y menos de metas. Ellos por lo menos, tienen camino, tienen vitalidad, tienen recuerdos por delante que aún no tienen.
Miro la foto de mi mujer posada sobre la mesilla que débilmente sustenta una lámpara. La miro a los ojos hasta que parece que su mirada revive y me mira a mí. Le pregunto desde mi mente si sabe qué va a ser de mí, pero su voz, como la de todos los que van falleciendo, se ha borrado de mi cabeza y sin ella, no me puede contestar ni en mi imaginación. Retiro la vista de su rostro, clavado en un papel, antes de que una lágrima me salte, y miro a mi perro Lucas, tumbado a mi lado, que ante mis ojos mueve el rabo con esa inocencia perenne en él y caduca en mí hace muchos años. Al fin suena el timbre. Son mis hijos. Es la hora de un último reto importante, que alguien me tendrá que recordar día a día. Hasta entonces, todo lo que es mío, irá cayendo, inevitablemente, en el olvido.

martes, 26 de mayo de 2015

MICHAEL WALZER Y EL COMUNITARISMO



SOBRE WALZER Y SU PROPUESTA  
   Abordaremos la propuesta política del liberal-comunitarista Michael Walzer, famoso teórico y filósofo político estadounidense.
   No olvidemos que la época de globalización ha revuelto las identidades y las ha sumido en una crisis. El multiculturalismo, las oleadas de inmigrantes, el auge del neoliberalismo, las dobles nacionalidades, las relaciones entre Estado y Nación han conformado un magma que ha envuelto al individuo en una utopía en su significado originario: un no-lugar.
   Para Walzer, el concepto de ciudadano y su implicación política es algo que hay que superar. Analiza muchas corrientes teóricas como la democracia radical, el marxismo, el capitalismo y el nacionalismo, dictaminando que ninguna es la correcta ya que ofrecen una visión sintética de la ciudadanía, de la organización social. Sin embargo, no se centrará en lo erróneo de otros planteamientos, sino en construir uno a través de uno de los aspectos que más afecta a las democracias liberales actuales: el apoliticismo.
   Según el norteamericano, somos seres sociales antes que políticos o económicos. Esto quiere decir que establecemos relaciones sociales mucho antes que relaciones o implicaciones o ambiciones políticas o económicas. En la naturaleza humana radicaría, siguiendo a Walzer, un apoliticismo natural, esencial. Por esta razón, Walzer quiere atender a lo que según él es lo intrínseco en el ser humano: esa sociabilidad primigenia que lo conforma en grupos como por ejemplo la familia. Así, nos dirá que su modelo se basará (y se titulará) en un “asociacionismo crítico”.
   Pero, ¿qué significa esto? Para Walzer, acercándose a posiciones neoconservadoras, los individuos se volcarían en asociaciones ciudadanas o del ámbito civil para combatir al Estado (y sus excesos, suponemos). El problema de su teoría es que para ello acudirá a usar recurrentemente a la Sociedad Civil (con mayúsucla) como un sujeto preorganizado naturalmente que se vierta sobre el Estado. Respetaría, según él mismo, las diferentes culturas e identidades, y el individuo pasaría de unas a otras instancias civiles en las que volcaría sus sentimientos de solidaridad. Bien, esto tiene un problema de fondo muy claro: la Sociedad Civil no es un Sujeto Trascendental, un sujeto colectivo, por lo que cae en el mismo error que las teorías neoliberales y socialistas: crear una metafísica del ser humano (“el ser humano es antes social que político”) que valide toda su disertación. No existe tal Sociedad Civil, y mucho menos como contrapeso de un Estado que tiene sus ramificaciones perfectamente organizadas e institucionalizadas. Además, este modelo que se basa en generalidades, ¿a qué respondería en situaciones concretas? ¿Cómo contrarrestaría esa Sociedad Civil a los poderes económicos y políticos que actúan de forma corrupta? No concreta un modo de acción o una verdadera identidad política a la que agarrarse. En mi opinión, la teoría de Walzer se diluye en su propio asociacionismo. Funcionaría, muy probablemente como ahora, como organizaciones donde uno puede hacer voluntariado, ayudar y aportar, siendo a la vez las que regulan las desigualdades, favoreciendo en primer lugar a quien las padecen, pero en segundo, a los políticos que no las atienden.
   Por otra parte, me gustaría introducir una reflexión de Fernando Quesada sobre la política y lo político. Y es que es tremendamente cierto que lo político, la organización en sociedad más básica, ha existido siempre inevitablemente. La política como tal, nació ante la necesidad en la Grecia clásica de resolver una serie de crisis y  una desestabilidad en el contexto del paso del mito al logos. Haciendo más énfasis en esto, la política nació como solución a problemas de diversa índole (guerras, desigualdades, problemas en los sistemas de categorías) buscando el equilibrio, buscando en la mayoría de ocasiones lo justo. Desde mi punto de vista, no se puede llamar política a entregar todo ámbito de sociedad a lo privado, ni a una propuesta que busca el desquite de los ciudadanos y su descontento en diferentes asociaciones solidarias. ¿Qué papel tiene esa Sociedad Civil postulada? ¿Qué función le otorga al Estado? ¿En qué queda el concepto de ciudadano? Estos son los interrogantes que habría que resolver por parte de Walzer, intentando una mayor concreción, alejándose de todo supuesto o metarrelato metafísico.
   Por último, ese apoliticismo no es una cuestión baladí, de causa aleatoria o naturalmente humana. Se trata de un apoliticismo que nace de dos sucesos: la corrupción y elitismo de la política y el fracaso de aquellos que han prometido trabajar para los ciudadanos siendo totalmente al revés. Podemos poner como ejemplo que, ciudadanos que se han sentido huérfanos de políticas, han acabado creando esas asociaciones que comenta Walzer, pero que no tienen un vacío político, sino que aspiran al cambio y trabajan por él, como hemos podido ver en España.

lunes, 9 de febrero de 2015

EL SER HUMANO, UN SER DESORIENTADO


  Traiciones de banda de bandera a su contigua, teñidas de blanco y negro, van perdiendo la hermosura lumínica de los que un día quisieron darle significado a su Nación. Plantamos un cerco a nuestros límites físicos, en la misma línea que otros en otro tiempo, pensando que nadie podrá derribar nuestra artificialidad. Un ser humano en su solipsismo, envuelto en sí mismo y vuelto hacia sí, retorcido por antonomasia, se revuelve en sus entrañas buscando significados de lo derruido, es decir, rebuscando. ¿Intenta construir algo nuevo? En absoluto.
   Vuelve al pasado buscando respuestas a preguntas que tienen las mismas respuestas, pero quiere encontrar una solución nueva a antiguas preguntas en las mismas respuestas fallidas. Busca un tiempo mejor en el definitivo fracaso de la degeneración. Busca parar el tiempo y apostar por un continuo estado de lo mejor constante y perpetuo. Tan irreal como espantoso. Y no porque no merezcamos la paz eterna (¡qué ansia de muerte esconde!), sino porque no nos traería paz interior, sino el enfrentamiento inevitable ante lo que en verdad somos. En realidad, pocos están preparados para esa batalla que surge en uno mismo y que tan desesperados nos tiene en el fondo. Muy en el fondo, pues la superficie la solucionamos provocando la destrucción en la alteridad o haciéndonos destructivos, pero destructivos sin terminar de destruir, es decir, el mal por puro vicio.
   Retrasando nuestra tarea principal, la vamos dejando encadenándonos a obligaciones impuestas, ya sea por el todo o por la parte, es decir, por la sociedad o por nosotros mismos. Un sentido rutinario de la vida, que, mientras creemos que está en rumbo firme, no hay nada firme en ese rumbo aparte de la pura repetición impuesta. Tanto es así, que, al no aceptar que la vida es cambio y movimiento, sentimos el temblor interior que supone el tambaleo de alguno de los pilares que sostienen nuestras vidas: la familia, el compañero sentimental, la muerte,…
   Todo ser humano acaba optando en cierta manera por la ataraxia. Acaba convirtiéndose más bien en un insípido animal evitando su inevitable conciencia, como el que huye de sí mismo, pero se encuentra en cada esquina. Si bien, al final nos asaltan en esas esquinas las mismas preguntas a punta de fusil: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? ¿Qué significa la vida?
   ¿Por qué es tan difícil dar respuesta? Por nuestra propia incoherencia y contradicción. Anhelamos que cada momento de nuestra vida sea paralizado o repetido ante lo imposible de lo primero. Pero, a su vez, no queremos arriesgarnos emocionalmente a nada, no queremos sentir dolor, ya que al final, toda emoción implica dolor en algún momento. Ese dolor que nos hace resquebrajarnos por dentro, que nos deja sin respiración, que evidencia la tragedia que significa vivir, precisamente por una búsqueda errónea. Esa búsqueda errática y fatídica no es más que la añoranza de cristalizar nuestra vida en etapas al poner un dique, una frontera y hacer un croquis lineal de lo que hemos sido. Tal como aparecía en los libros de texto básicos sobre la evolución, pensamos que nuestra vida sería más o menos así. Empezaríamos siendo básicos y acabaríamos siendo complejos, aunque en realidad seamos básicos para acabar siendo complejamente básicos.
   La vida no da opción a la parada a menos que uno tome la radical decisión de suicidarse, que entonces, uno mismo se ha dado tal opción. Por lo tanto, en esta vida en la que todo fluye, da el suficiente tiempo para equivocarse, pero también para reaccionar. Por ello, da tiempo a mirar y remirar todo el continuo tiempo recorrido y reflexionar profundamente en cada una de las cosas que hicimos, admitiendo fielmente que no hubo nunca un cambio hiperbólico de dirección de un día para otro. En el fondo, todo inicio comienza con una semilla. De ella nace algo vigoroso y que luce con esplendor, e inconfundiblemente va menguando.
   Tenemos la tarea de emprender proyectos vitales en la medida que nuestro estado físico lo permita y establecernos finalmente cuando inevitablemente vamos siendo víctimas de nuestra propia condición animal. Así, que el miedo llegue al final, mientras recorremos nuestro camino, sin tener miedo a nuestras preguntas más profundas, pues pensar en ellas no es nada más que la bandera verdadera de lo que somos, seres humanos profundamente desorientados ante la vida. Haciendo camino al andar, no encontraremos sentido absoluto, pero le daremos un sentido, el nuestro.

viernes, 16 de enero de 2015

ACOSTUMBRADOS A NUESTRA CIVILIZADA ESTUPIDEZ

   Las últimas semanas, o mejor dicho, los últimos años, somos objeto de noticias impactantes cada semana. Noticias que olvidamos semana tras semana con la salida de una nueva e impactante conmoción informativa. Como dice Barney Stinson: "Lo nuevo siempre es mejor". Así que, podría tratar aquí del ébola, del pequeño Nicolás, del PP-PSOE y viceversa, del auge de PODEMOS o de la Navidad, que ha pasado a pies juntillas. Pero no. Vamos a darle un voto de confianza al capítulo de esta semana y otorguémosle a los atentados de París una reflexión.

   No es difícil adivinar lo que pensaron los gobernantes occidentales cuando se produjeron los atentados, si es que no tenían conocimiento de que iban a cometerse, algo harto improbable si el día siguiente a ellos, a los terroristas los habían seguido por todo el mundo hasta casualmente el último mes donde planearon y ejecutaron su malévolo plan. Digamos que si dejamos las teorías conspiranoicas de lado, (no absurdas, por otra parte) las administraciones de occidente no pueden parecer más que cómplices. Volviendo al meollo de la cuestión: imagínense a Hollande siendo informado de la significante tropelía acometida contra los ciudadanos franceses. Su funcionamiento como rata política común fue el siguiente:

1. ¿Afectará en las encuestas de intención de voto? Sí, por lo tanto mi actitud debe ser rígida ante los locos éstos coránicos.
2. ¿Podría ponerme como abanderado de una causa o incluso mártir? Sí.
3. En consecuencia, ¿recibiría el apoyo de occidente y podríamos dar una imagen ante un enemigo común? También.
4. Por último, ¿puedo, con la excusa de defender la bandera que sostengo, hacerle unos ajustes contextuales y escupirla? Ciertamente.

   Acostumbrados a nuestra civilizada estupidez, en ningún momento caen en la importancia de que Francia, tal como otros países europeos, apoya regímenes sin libertad ninguna que extorsionan y matan sin control (ya sean controlados por la yihad o habitantes marcianos). Los apoya cuando les beneficia económicamente, no vayamos a pensar que son inmorales, simplemente utilitaristas ¿o no?

   Acostumbrados a nuestra civilizada estupidez, no les importa cambiar la hipocresía por el cinismo, y más si en un gran movimiento popular de masas, todo el mundo proclama la libertad. Siguen con su razonamiento: "¡Ah! Y si podemos sacar en televisión un plano de la diversidad racial contenida en la Plaza de la República, mucho mejor. ¡Éso es! Que salga alguien con turbante, que quede claro que no nos molestan los moros que aceptan la libertad, sino los otros, esos tan peligrosos que van a someter a toda Europa al Islam. Bueno en realidad, para asegurarnos de la seguridad del ciudadano, le quitaremos libertad a éste, y al árabe, porque para perseguirlo es mejor llamarlo árabe, no vayamos a ser poco progres. Al árabe lo perseguiremos hasta si le está haciendo fotos a sus hijos, por si en un pensamiento árabe característico, le da por usarlos de bombas humanas".

   Acostumbrados a nuestra civilizada estupidez, los líderes del mundo se wasapean en su grupo de gente cool de occidente. Su diálogo, probablemente en inglés, omitiremos la intervención de Rajoy, quien debe tener a su traductor en el grupo también, sería el siguiente:

- Doña Ángela: No creáis ninguno que en Alemania tendremos piedad con vuestra deuda porque os pasen estas cosas. La deuda que tenéis con nosotros se antepone a cualquier suceso, así que si habéis tenido algo que ver con la muerte de esa gente, no ha colado. Os dejo, que me voy al supermercado que he hecho un montaje para que me fotografíen en el Lidl, así parezco una ciudadana más.
- Napolitano: Edya señota mumca se relaka?
(La edad no perdona en cuestiones de teclas. Quiso decir: "Esta señora nunca se relaja?)
- Medvedev: Putin dice que la va a liar pardísima como estéis jugando con el precio del petróleo o el gas natural. Lo de derribar aviones ucranianos era un aviso.

Medvedev ha salido del grupo
- David Cameron: Mis condolencias al presidente francés por su terrible pérdida. Esa gente, aunque contraria a nuestro sistema capitalista, ofrecía una gran aportación al sistema impositivo y al PIB francés, por ello le presento mis respetos señor Hollande.

Pasan los minutos.

- David Cameron: Señor Hollande?
- Hollande: Perdonadme, estaba en una reunión con mi equipo de gobierno. Valls me ha aconsejado que aproveche la coyuntura para ponerme en primera línea de la manifestación convocada a favor de la libertad. Os venís, chicos? Podríamos hacernos una selfie en pro de la libertad y sujetar el lema ése que ha salido en twitter, el de #JeSuisCharlie
- David Cameron: Señor Hollande, es una falta de cortesía no agradecer mis condolencias.
- Manolo (traductor de Rajoy): Mi presi dice que se apunta a un bombardeo. Jajajaja, lo cogéis? Eso, que él va dónde digáis y chupa lo que chupéis, ya sabéis como es éste. Además, si así puede salir del agobio que hay aquí con el rollo de los muertos por Hepatitis C, que digo yo, que no la hubieran cogido no? En fin...que allí estaremos. Lo que no sé es si tengo que ir yo de tapadillo por ahí, que luego el barbas se me aburre si no le dais conversación...Ya me decís. Nos vemos señores!!! (icono de bailaora flamenca)
- Doña Ángela: Jajaja para pagar no sois buenos, pero en el humor sois de lo que no hay los españoles. Por cierto, yo no sé de que crisis económica habla la gente. ¡Hay tres por dos en salchichas!
- Manolo: No te las comas dobladas, Ángela, que nos conocemos...
- Doña Ángela: ??? Ten cuidado con lo que dices que representas al gobierno español. Bueno, que yo también me pasaré por ahí. Hollande prepárame coche y parafernalia triunfante a mi llegada. Besos para todos. Voy a ver si pago ya que hay mucha cola. Adiós.
- David Cameron: Hollande, ud. todavía no ha aceptado mis condolencias y sería infame que entraramos en crisis por ello, lo que conllevaría no acompañarle en la manifestación. Mis condolencias también a Mariano Rajoy por los muertos por Hepatitis C.
- Manolo: No toque usted ese tema que está "Al Rojo Vivo" (este chiste no lo pillaréis). El caso es que son potenciales votantes de PODEMOS, y como nosotros podemos no darles la cura, pues ahí andan cayendo como moscas jajaja. Hasta vamos a montar una comisión jajajajajaja...Somos la polla...
- Hollande: Sería bueno que viniérais todos. Por cierto, Valls me recalca que gracias a ésto podríamos hacer ajustes legales en materia de control ciudadano, siempre por su igualdad, libertad y fraternidad, por supuesto.
- David Cameron: Señor Hollande, es usted un maleducado.



David Cameron ha abandonado el grupo.

- Hollande: Y a éste qué le pasa?
- Doña Ángela: Que le hubiera gustado que el atentado fuera en su país, así tenía excusa para hacer algo con la inmigración. Yo hubiera preferido en España o Grecia, no vaya a ser que ganen los comunistas aupantes y no nos paguéis la deuda...
- Manolo: Nosotros quisimos involucrar a PODEMOS en el atentado de París, pero no encontramos ningún islamista en sus filas. Una lástima...
- Hollande: Pues a trabajar: que la gente os consiga ediciones de "Charlie Hebdo" y así pareceréis hasta lectores comunes. También recordar unión en el discurso, que nos la estamos jugando con las elecciones todos aquí. Libertad, libertad y libertad. Recordad recalcar eso. Me voy de comida con Valls a ver si se le ocurre un plan para evitar el aumento de votos de Le Pen. Menos mal que a este español lo educamos nosotros, porque lo que hay que aguantar con Manolo aquí en el grupo es asqueroso. Gracias por vuestro apoyo. Voy a ver si Cameron me coge el teléfono, no creo que vaya a romper relaciones con nosotros por esa tontería. Un saludo.
- Manolo: Franchute, ten cuidado con lo que dices, que el enmarronao' eres tú que has permitido un atentado en tu país jajajaja.




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   Podríamos seguir imitando la posibe conversación, que aunque en tono de sorna, no creo que diste mucho de la realidad. La conclusión no nos va a hacer extendernos mucho más: los valores democráticos se han convertido en una total mentira, en una herramienta que desplaza votantes de un partido a otro o que salen a relucir cuando muere el más cercano, pues otras muertes no nos indignan tanto. En realidad, que muera la gente, sea quien sea, es una razón para sacar provecho político. Y así andamos en el mundo civilizado, comportándonos como alimañas que se alimentan de cualquier sufrimiento ajeno para su beneficio. Eso es verdaderamente nuestra cultura y nuestros valores actualmente. Sé que los presidentes de turno occidentales pensaron que marchando con una pancarta en las manos que rezara libertad, obtendrían el poder para arrebatarla y a la vez salir en los libros de Historia como grandes defensores de la misma. Sin embargo, los tiempos están cambiando, y uno empieza a sentirse tan asqueado del mundo y su amargante falsedad que no puede pensar otra cosa que o todo está al revés o yacemos boca abajo mientras nos llueve sobre la cabeza. ¿#JeSuisCharlie? Un producto político, un símbolo de reafirmación clasista, una hipocresía galopante en el fondo de nuestras almas. ¡Qué indignante que alguien pueda arrebatarnos algo a la gente civilizada! Siempre será mejor arrebatar al que está más abajo. Y cuando tú, español medio, te sientes arrebatado por quien te gobierna, recuerda que eres cómplice legitimador de arrebatarle a otro más empequeñecido que tú, su libertad. Y dirás algo típicamente español: "Ya, pero no soy yo solo, hay más que lo hacen". Pero eso, amigo mío, no te exime de la culpa. Ni a mí escribir esto me exime de ella.